¿Nos gusta coleccionar o jugar a nuestros juegos? Parte I.

Esta es una pregunta que a veces, mirando mi colección, me he preguntado. Algunas veces he vendido juegos sin nisiquera haberlos probado, al darme cuenta que pudo ser un error su compra, o que fue producto de un momento de compulsivismo sin pies ni cabeza. Es que a veces se me mete un juego entre ceja y ceja y no puedo evitar el comprarlo. Lo que si es verdad es que cuando un juego resulta ser una fula o las posibilidades de que vea mesa son mínimas no tengo problema en darle boleto y quitarmelo de la colección.

Hace tiempo di un gran paso, le perdí el miedo a los GMT gracias al Twilight Struggle, aún recuerdo esa partida que acepté a Jose con escepticismo en mi recién reformada casa con su copia en P&P y la cantidad de comunis que hicimos ¡que tiempos! Aquel día ví que los juegos de GMT no eran como la partida al Combat Commander Europe con Fran, al mes de hacerme el tan recurrido en las coñas «juego del pollo» , que me dejó un poco temeroso…

Tras encariñarme con el Twilight Struggle, me dí cuenta que los CDG me llamaban la atención y quería más. Me enteré que  iba a salir el Washington’s War y me llamó que era un CDG sencillo como el TS pero con movimiento de tropas, es decir, las galletas no pueden llover del cielo como en el TS, tienes que llevar a tu ejército hasta allí para dar la galleta. Una vez probado, es cierto que el juego es sencillo. Pero por esa época, investigando se me metió otro CDG por los ojos, Wilderness War del autor del por entonces juego en P500 Labyrinth. Era algo más complicado y estaban a punto de sacar la 3ª Edición con tablero montado.

¿Un CDG sobre la guerra entre franceses, indios y británicos en Norteamérica? pero ¿a quién mierda le interesa ese conflicto?… a bravucon…. bueno, y el tiempo desveló que también a Wallace.

Mucho tiempo he estado dándole vueltas a la adquisición del Wilderness War, hasta que la oferta al 50% de facebook me convenció. Aunque pensaba que había convencido más a mi lado coleccionista que al jugón.

Hace un par de semanas me llegó y, a pesar de que es un juego con prácticamente cero posibilidades de salir a la mesa a corto plazo, me decidí a hacer el esfuerzo de leer las reglas (que no son pocas) y me encandiló nuevamente. Anoche aproveché estar solo en casa mientras el Mandril goleaba al Sevilla para hacer el set up del escenario de iniciación y seguir el ejemplo del libreto de reglas. El set up fue un poco tedioso debido a que ¿quién coño sabe donde está, por ejemplo, Onondaga? ¿y Little Seneca River? También afecta el no saber leer, asi de primeras, cada detalle del tablero. Al final se entiende todo muy bien y todo se vuelve mucho más sencillo.

Dejé el seguimiento del ejemplo para esta mañana para no dejarlo a medias anoche. Hoy me he puesto con el ejemplo y ha sido una experiencia espectacular, el juego es una preciosidad y las mecánicas me han encantado. Como si estuviese  viendo la película de «El Último Mohicano» en la mesa de mi salón.

Tras completar el ejemplo de juego, un año completo, lo recogí y me he vuelto a leer las reglas para comprender todo mucho mejor. Que maravilla de juego!

Ahora que os escribo, Wilderness War ya duerme en mis estanterías. Es posible que sea para siempre o no, el tiempo lo dirá. Creo que el interés que pueda despertar el A Few Acres of Snow puede llegar a ser decisivo… pero la experiencia de tener este juego y haberlo entendido ha valido ya los 33 € que me costó. En este caso especifico creo que me basta con coleccionar.

3 pensamientos en “¿Nos gusta coleccionar o jugar a nuestros juegos? Parte I.

  1. Me imagino que todos tenemos un poquito de parte jugona y un poquito de parte coleccionista. Ahora mismo, quizás salvando a Jokin, (que no vende chuscos ni amarrao)… nosotros somos más jugones que coleccionistas. Vale que nos gusta tener algunos juegos que sabemos que les costará ver mesa, o que los jugaremos muy pocas veces. Pero estos juegos son los menos. Cuando un juego sabemos que no va a ver mesa, y no llega a ese nivel de «da igual, me encanta, aunque no lo saque, me gusta en la estantería», no tenemos ningún inconveniente en encasquetárselo al primer incauto.

  2. Somos más jugones que coleccionistas, pero coleccionistas al fin y al cabo. A mi a día de hoy no me cuele casi ningún juego en mi colección, pero los que me duelen intentaré deshacerme de ellos, en particular fusca como el Catan de dados, y algún pepino como el Korean War de VG o el Up Front original. Para eso existe la mathtrade. Jugamos mucho. Ahora mismo, lo único que no ve mesa son los juegos para dos, por que siempre estamos más. Es que no nos podemos quejar. Tengo el Hannibal pidiendo a gritos salir, pero es que nunca coincido con otro simio para wargamear. Pero ya abrá tiempo. Los juegos de dos, tienen la vida asegurada, por lo menos en mi humilde opinión.

    Este fin de semana en la playa, he estado jugando en solitario no una sino dos partidas al Fighting Formations. Juegazo. Ya estoy preparado para jugar la primera partida cara a cara con el primer simio solitario que me encuentre 😀 Lo más probable, es que pase mucho tiempo antes de poder sacarlo a mesa, pero ya he estado disfrutando el juego aprendiendo a jugarlo, destroquelándolo y clipeándolo 🙂

    El WW saldrá a la mesa, y el WaWa volverá también. En particular mi Korean War no saldrá a la mesa nunca. Por eso se va a paseo en la próxima mathtrade.

  3. Tengo tres copias de Brass, será eso coleccionismo?

    Sin coñas, hay mucho de coleccionismo ya que ni en un año me jugaría todos los juegos que tengo. Por supuesto que los tenemos también por cariño, gustos e ilusión.

    Respecto a los juegos a dos estoy de acuerdo con David, llegará el día (no muy lejano) que serán los grandes triunfadores de nuestras ludotecas.

    Ahora que ya sabes usar el foro, Cristian, cáscate una reseña de la quedada de hoy 😉

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